"Existen muchas circunstancias en la vida en las que nos tenemos que despedir de un amigo, pareja, familiar o compañero de trabajo.
Una despedida puede dejar una huella imborrable que se llevará allá donde vaya.
La vida a veces nos separa de aquellas personas a las que queremos. Es un trago duro, muy duro, los sentimientos se agolpan y a la vez sentimos tristeza. Lo que más se aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separándonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la naturaleza ha alzado entre ella y nosotros.
No, no siempre es fácil. Dejar ir a alguien requiere coraje, porque dejarle ir es dejar ir una parte de ti, una parte que quizá no volverá jamás. Y peor aún; hay personas que llegan tan dentro de tu ser, que cuando se marchan no vuelves a ser igual.
Las despedidas son parte de la vida, es necesario a veces decir adiós y dejar sembrado antes de partir, lo mejor de nosotros. Pero nunca hagas florecer una sonrisa diciendo "te amo", para luego hacer rodar una lágrima con un "olvídame".
Valora lo que tienes, puedes perder diamantes por andar recogiendo piedras.
"Cuando llores por nuestra despedida, recuerda que no me fuí, me dejaste ir".
Es racó de na Xisca
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