"Me acarician tus manos suavemente, tu voz cubre cada rincón, con su dulce melodía tus palabras, y tus labios me cubren de besos.
Cierro los ojos y en un beso infinito, te amo.
Son mis manos ahora quienes vuelan como plumas, recorriendo cada milímetro de tu cuerpo, y te adoran como a un dios, el de mi corazón.
Velo por tu sueño ahora, cansado, agotado, son mis dedos que recogen una gota que rueda por tu frente, la beso suavemente y su amargura se convierte en deleite, y mi mirada incrédula se pierde largo rato a tu lado.
Es la hora de partir, tú a tu casa, yo...
¡al infierno!
Donde no estás tú, y de nuevo esperaré tu vuelta, quizá mañana, quizá nunca, pero si tú no vuelves, la vida poco me sabrá".
Es racó de na Xisca