"Y aprendí que las historias no se escriben solas, que necesitan de las palabras para que empiecen a escribir.
Que no todas empiezan con "Había una vez" ni terminan con un "Felices para siempre", que algunas jamás pasan del prólogo, que adiós no siempre significa punto y final.
Que hay unas que las terminas de escribir con lágrimas y las vuelves a leer y te das cuenta de que otra vez te harán llorar.
Que la historia comienza con un sueño y por lo tanto jamás, debemos dejar de soñar".
Es racó de na Xisca