La vida siempre ligera,
siempre viajando de paso
sin importarle siquiera
los que en la vida soñamos.
Sin saber si está el destino
jugando de nuestro lado,
sin conocer el camino
más propicio para andarlo.
Siempre escondiendo sus cartas
con ases bajo la manga.
Siempre la vida apostando
porque la tiene ganada.
Y da igual si tú te esfuerzas
con una buena jugada,
ella te cambia las reglas
para no poder ganarla.
Un día quiso la vida
cobrarse un alma vencida
pensando que su destino
la daba ya por perdida.
Pero la vida falló
y el alma cantó victoria,
pues su destino no quiso
dejarla con vida corta.
Siguió camino la vida
buscando nueva partida.
Por esta vez hubo suerte,
no quiso abrir más la herida.
La vida siempre al acecho,
siempre sin carga viajando
para engañar al destino
cuando este está descuidado.
Es racó de na Xisca
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