Todo lo que quiero y me gusta de ti, son esas cosas cotidianas.
El olor de tu cuerpo, saber lo que piensas de cualquier cosa, de ti, de mi, de nuestro entorno.
Que mires más allá de mi apariencia física, que me recuerdes con pasión y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de libertad.
Y es que yo te miraba, y puedo jurar que no me quedaban ganas de mirar a nadie más.
En ese preciso momento comprendí que los ojos; siempre, siempre le pertenecen a la persona que los hace brillar. Tú.
Xisca Carbó en
Es racó de na Xisca
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