Debí llamarte ternura, ya que eso le diste a mi vida, llegaste a mí como un regalo, llenándo todos mis espacios.
Inundaste de luz mi vida con sólo mirarme a los ojos minutos después de nacer, y llenaste nuestra casa con tu dulce sonrisa de niña.
Traías de mi tantas cosas mi niña;
tu piel un trozo chiquito de la mía,
tu sangre parte de mi sangre,
tu vida, tomada de mi vida.
Que gusto me da sentir tu calor,
rozar tu piel suave con amor.
Tus ojos me alegran el alma, puedo estar horas y horas contemplándote, mis manos dichosas ríen al tener las tuyas, y tus dedos se aferran, sin querer soltarme.
El día que tú naciste, dejé de ser la hija de mi madre, para ser la madre de mi hija. Ese día comenzó la vida para ti y también una nueva vida para mi.
Mi semilla germinada, ahora una flor hermosa, que llena mi vida entera.
Nunca imaginé un amor tan grande y perfecto por alguien hasta que llegaste tú a mi vida; y haré lo que sea, porque seas siempre feliz.
Tanto te amo mi niña, tanto!!
La alegría de una madre comienza cuando una nueva vida se agita en su interior, y una patadita juguetona, le recuerda que ya no está sola.
No hay un momento y un lugar para el amor hacia tu hija, todo momento y cualquier lugar, son los mejores para recordarle, cuánto la amas.
Las palabras, ya ves, jamás alcanzan, si lo que hay que decir, desborda el alma.
Pero atiéndeme bien: Cuando haga falta a tu lado estaré, por si me llamas.
En la profundidad de tus ojos,
descubrí el paraíso.
Xisca Carbó en
Es racó de na Xisca
Una hija es el tesoro más valioso de mamá y la joya más preciada de papá.
Gracias por hacer mi mundo más hermoso.
Para mi pedacito de vida, mi niña,
mi tesoro, mi ricitos de oro.
Te amooo!!!
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