domingo, 7 de febrero de 2016

"Reflejo de dos miradas"

A veces me convenzo de que mirarte es mi alimento, y de hecho, lo es.

Lo es porque mirarte me devuelve mi reflejo, porque tu luz me envuelve y me consiente, mas me recuerda que el anhelo de tenerte es justamente lo que me aparta de la oportunidad de complacerme, pues me araña el deseo de saberte y abrazarte más allá de lo que lo hace mi mirada, aunque imposible sería darte más de lo que mi alma te ama, darte más de lo que mi ser te siente dentro de él, como sello o tatuaje que nació conmigo antes de ser esta persona humana.

Y es que mirarte es descubrirme mientras confirmo de nuevo cuánto soy de ti y cuánto aún no sé que somos por la falta del recuerdo.

Abrí los ojos a tu mundo y quedé inconclusa en mis emociones desenterradas ante tu presencia, ante lo que ya pensé que no vería, ante lo que me mostré a mí misma como parte de un camino en el que ya me daba por vencida.

Y te miré mil veces más, y otro millar de miradas se posaron como alas en tus párpados y en tus pestañas, colocando cada partícula de amor en cada molécula de tu piel, de tu cuerpo, de tu alma, de tu ser, de todo lo que tú eres en esta vida humana y en cualquier existencia tuya, pues te alcanza hasta allí mi mirada.

No te veo, te esculpo en mis pupilas, y el destello que desprendes cuando acaricio tu yo entero con las plumas de las alas de mi angelical amor que te venera, se me clava en el corazón para que estalle en las chispas del fulgor de mis reverencias de humildad ante quien eres, ante quien soy, ante la llama de amor que se despierta al encontrarnos en los mundos en que sí nos acordamos, en que las memorias de la pureza y la belleza del espíritu que nos une y de donde procedemos, nos conceden el regalo de aprender a amarnos en esta tierra, donde es tan difícil darse tanto, donde es tan triste no reconocer lo que tanto amamos.

Y en la brisa del viento vuela libre esa mirada que te alcanza mientras despiertas en la madrugada en un segundo, en el momento justo en que mi beso se desliza por tu frente y te da la bienvenida a un nuevo día en el que tus ojos, como soles que iluminan mi mañana, se dan cuenta de que vivo todavía en las lágrimas que por mí en algún momento derramarás, mas sin saber que yo te acariciaba invisible y olvidada en el anhelo de tu alma enamorada.

¿Acaso crees que fuiste sólo tú quien añoraba?

En la ventana, el gorrión que canta, la paloma que vuela entre los árboles que susurran con sus hojas en la calle desierta y aún dormida mientras observas tu añoranza, traducida en el gesto rutinario de cada mañana, los primeros rayos del sol que se filtran por entre las ramas, los primeros ruidos matutinos que se cuelan como extraños por tu casa, tu primera sensación contradictoria, de serenidad y seguridad en tu soledad cuidada, de nostalgia y desasosiego en tu caminar en esta vida extraña, en las prisas de tus comprometidos tiempos de obligaciones y tus capacidades de supervivencia en esta sociedad alocada, en la camisa escogida para el evento, en el armario, en el agua que limpia suave tu pelo bajo la ducha caliente que despereza tu sueño, en el momento en que el perfume recorre tu cuerpo, en tu desconcierto repentino cuando presientes algo incierto, ahí, en todo eso y en mucho más, duermen mis miradas descansadas, latiendo como corazones en tu vida esperando a que las veas y las mires sonrientes para endulzar la amargura de tu trayecto, de tu paso firme y perfecto, y en todo eso, se haya mi esencia disfrazada de momentos, de instantes que parecen desiertos, mas nunca lo fueron, porque yo siempre estuve en cada pensamiento, en cada sentimiento, porque vivo dentro de tu alma y también respiro de tu aliento.

A veces me convenzo de que mirarme es tu alimento, y de hecho, lo es.

Lo es porque mirarme te devuelve tu reflejo, porque mi luz te envuelve y te consiente, mas te recuerda que el anhelo de tenerme es justamente lo que te aparta de la oportunidad de complacerte, pues te araña el deseo de saberme y abrazarme más allá de lo que lo hace tu mirada, aunque imposible sería darme más de lo que tu alma me ama, darme más de lo que tu ser me siente dentro de él, como sello o tatuaje que nació contigo antes de ser esa persona humana.

Somos el reflejo de dos miradas que sin estar juntas y desde siempre se aman.

Es racó de na Xisca

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