Como una puesta de sol
tus ojos se van cerrando
al intuir que mis labios
de tu besar se hacen cargo.
¡Un beso!
Tan solo un beso te pido
envuelto de un abrazar
para que no coja frío.
Y de tu abrazo, ¿Qué digo?
fue tan intenso el momento
que aún oigo tu palpitar
poniendo cerco a mi cuerpo.
Y es que hay abrazos de sueño,
abrazos que son milagro
porque devuelven la vida
según somos abrazados.
Es tu mirar mi destino,
tus ojos son carceleros
y mi vista, encadenada,
se ha condenado a quererlos.
Nos protegía el silencio,
solo los besos se hablaban
y el deslizar de mis manos
sobre tu cuerpo paseaban.
De nuevo el tiempo chocó,
con sus agujas de acero,
la vuelta a la realidad
que nuestros besos no vieron.
La despedida fue reina
de esos últimos segundos
que nuestras manos se hablaban
y en el mirar fuimos uno.
El amor es todo tiempo
y el tiempo es lo que faltó
para llenarnos de amor
cada rincón de los cuerpos.
Como en un amanecer
la luz de nuevo cegó
el sueño de realidad,
el que vivimos tú y yo.
Es racó de na Xisca
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