"Empezamos a querernos sin querer.
Sin saber que venía después, sin fechas ni puestas en escena, sin citas a ciegas.
A nuestra manera.
Sin besos en una lista de espera, perdiendo la cuenta, rompiendo los esquemas.
Con muchos puntos suspensivos y más de cinco sentidos.
No estábamos tan perdidos.
Al final, aprendimos que a querer, solo se aprende queriendo".
Es racó de na Xisca
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